viernes, 13 de noviembre de 2015

Día 2: Fan Ficción de Spider Man

Sólo Una Araña en la Noche

No lo hubiera admitido enfrente de él, ni de nadie más, pero Peter Parker temía a Dare Devil. No a Matt Murdok, sino a Dare Devil. Cuando peleaban juntos, como en este mismo instante, Spider-Man no podía evitar sentirse más como Peter Parker, un joven aficionado a la ciencia y el periodismo de 21 años, que como superhéroe amigo del hombre común, del neoyorquino honrado.

Mientras ambos héroes bailan, golpeando a una banda de maleantes en traje y abrigo, Peter Parker sabe lo que hay en la cabeza de Dare Devil: la agonía de sus enemigos, su dolor, su miedo. Le llaman el hombre sin miedo, pero Peter sabe que esa valentía proviene de su capacidad para sentir el miedo que forjaba en el corazón de sus contrincantes. Y parecía no importarle: los seguía golpeando hasta dejarlos inconscientes. Ni Spiderman ni Peter Parker tenían esa habilidad, aún así siempre le había bastado con dejar envueltos en su telaraña a sus contrincantes. La mayor parte del tiempo golpearlos era innecesario.

Ya sólo hace falta un maleante. Spidey se apresura a ser él quien lo deje incapacitado, y así es, pero quién hace las preguntas es Dare Devil.

— Osbourne ¿donde está?
— En una reunión, en la Isla Libertad. Escuche que el juego había cambiado.
— ¿Qué juego?
— No sabes nada ¿verdad? Vives engañado, tan lleno de mentiras. Dime Demonio ¿qué se siente poder sentirlo todo y aún así estar perdido en la oscuridad?

No había más que hacer. Peter sintió la conocida mirada de ciego sobre él y comprendió. Ambos salen.

Mientras los héroes atraviesan la ciudad.

— Puedo ir sólo.

Spidey entendía: ahí no había donde columpiarse y pensándolo bien, mañana tenía un examen, con suerte hasta una cita. Eran cerca de las 3 de la mañana y este era el caso de su amigo.

— Te acompañare hasta el muelle, puede que ahí aún te sea útil.

Matt entendió que ese no era Spider Man, sino Peter Parker. Su pulso y respiración cambian, como si quitarse la máscara le devolviera el asma, la miopía y todos esos años de bulling. Un antimilagro. O quizá todo lo contrario: Peter era su amigo, por cercanía y salvación. Alguna vez le había dicho a Foggy que protegería a ese chico a toda costa, pero la razón de que le agradará tanto salir a combatir el mal era que el chico lo salvaba a él, porque él sentía la mirada que Spidey usaba al verlo golpear gente.

El muelle estaba extrañamente desierto. Ni el sentido arácnido ni el de radar localizaron almas vivas o muertas.

— Me marcho.
— Muy bien, pero mañana pasa por la noche a contarme como unos terroristas te mataron porque te abandone —ese era Spider Man. Matt Murdok sonrió.
— Lo haré, tendrás que llamar al doc* para exorcizarme, no sería la primera vez.
— Vendrás en forma de Pegajoso** y te volveré mi mascota. ¡Hey! quizá hasta tendré mi propia agencia paranormal. El doc me envidiara. Limpiar la mansión de los Avengers será mi primer trabajo.
— Ahí sí que encontrarás cosas pegajosas y aún eres un bebé para saber de eso.
Se despidieron. Un héroe regresa a casa y un hombre se va pelear con terroristas.

Dos cuadras después el sentido arácnido comenzó a palpitar y poco a poco, a causarle malestar. “Dios, no debimos separarnos, él ya sabría de donde proviene el peligro”. Dos cuadras después prefirió bajar a lo civil. Pero…

— Osbourne.
— ¡Oh Peter! Que gusto verte. Debo admitir que me tomas por sorpresa, creí que vendría algún héroe de más categoría y a mi nivel. Iron Man o quizá el Capitán. Aunque me conformaría con los 4 Fantásticos.
Spider-man salta a una pared y lanza su red pegando los pies de Osbourne al piso.
— Oye, oye, vengo en paz. Lo juro: por mi fortuna.
— ¿Qué hacían tus hombres espiando la embajada?—no hubo tiempo para preguntarse por Matt.
— Lo mismo que tú todas las noches: tratar de conquistar el mundo —sólo el duende Verde lo sacaba de quicio. Lo había matado tantas veces como éste había matado a los seres queridos de Peter— Oye, oye, no me irás a atacar ¿verdad? no, no, no. Los héroes no son así Peter ¿no te lo dijo la tía May o el tío Ben?
— Responde.
— Ya te lo dije: sólo vigilaban, lo mismo que mis satélites vigilan medio oriente y mis embajadores Europa. Sabes tan bien como yo que mis operaciones no abarcan sólo Nueva York.
“Justo ahora desearía que Matt estuviera aquí, dios, mañana tengo un examen”.
— Veo que no te convenzo. Después de todo eres tú y nos tenemos tanta confianza que te hablaré de lo que sucedió en la junta —¡Trampa! eso tenía que ser una trampa, pero ¿por qué su sentido arácnido no decía nada?—. Siente agradecido: sólo 10 personas más en el mundo lo saben, Tony Stark entre ellos.
Esto sorprendió a Spider Man “¿Tony? Si el estaba en la junta… no, no podía ser”.
— Mientes.
— Sabes que no es así. Tiempos oscuros nos acechan Peter. Ni tú ni tus amigos de Hells Kitchen pueden con lo que viene, no es su trabajo.

»» Sin embargo, mi trabajo de multimillonario se sustenta en un hecho que pasa desapercibido para la mayoría: necesito que la gente no se mate todos los días. Aunque no lo creas, la guerra es mal negocio para mi, la gente honrada, aunque muy buen negocio para los contrabandistas. Un muerto no puede comprarme armas y un vivo sí que se las roba a los muertos, si entiendes a lo que me refiero.

»» Así que ahí nos tienes: a Tony y a mí discutiendo sobre qué hacer. Él necesita que mis armas lastimen gente para que sus máquinas las curen y yo que sus máquinas mantengan vivos a mis clientes…

En medio de la madrugada, los disparos de la MK no sé qué número eran inconfundibles. Spidey volteó y vio a Iron Man y Dare Devil pelear como a 200Km por hora. Al volver la vista, Osbourne ya no se encontraba.

Por primera vez desde que se vistió de Spider-Man, Peter Parker se sintió una pequeña araña perdida en la noche.



* Doctor Strange.
** Spidey se refiere a Pegajoso de los cazafantasmas.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario