El Dios
Se quedó sin poder. En medio de la calle, a media ciudad, en medio de un planeta medianamente poblado, no pudo sostenerse en pie más. Su piel sentía la luz del sol y sus oídos los motores de los carros primero y luego el cuchicheo, lejano, de las multitudes a su alrededor.El pacto con el demonio: fuerza infinita para ser un héroe y terminar con el mal ¿a cambio de qué? ¿Es la omnipotencia gratuita? no. Una vida de gloria, fuerza y heroísmo ¿con qué se paga?
Desaparecía. A su alrededor, como premoniciones del fin, personas con sombras aladas se reunían.
— ¿No es él…?
— Sí, es él.
— Alguien, haga algo.
— Se ve tan normal.
— Tiene la edad de mi hijo.
Sentía uno a uno sus átomos cambiar el ambiente a su alrededor, la atmósfera más y más densa, llena de nitrógeno, carbon, hidrógeno.
Suspiró atrayendo parte de sus dedos a sus pulmones, plegando su cuerpo en torno suyo. Primero polvo sus extremidades, hirviendo al sol, alzándose por el viento.
El dios evaporado ha nacido.
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