viernes, 27 de noviembre de 2015

Día 15: Escribir sobre un extraño que veas y su vida mientras lo observas

— Estoy embarazada.

La maldición de su familia: nunca conocer más de un año a quien será su esposa por diez.
«Bueno, no ser tan malo —pensaba Octavio—. Samanta es bonita, y para ser tan bonita como es, es muy agradable. Me aflojo hasta la tercer cita así que creo que tiene modales. Va a muchas fiestas pero nunca toma y dice Aracelí —ex novia de Octavio en la prepa y ahora mejor amiga. Los presentó en su cumpleaños— que no es tan puta. Es más, hasta dijo que haciamos bonita pareja, y eso que no estaba tan peda…»

— ¿No vas a decir nada?

La mueca de Octavio parecía esa mueca que ponen los recién graduados en su primer entrevista laboral luego de la inevitable pregunta «¿Cuánto quiere ganar?» «15 mil al mes» «¡Ja! buena broma esa. Dígame ¿realmente cuánto quiere ganar?».

—Estoy muy contento —eso es el equivalente a decir al entrevistador «Sí, una broma, quiero 7 mil y trabajaré horas extra sin paga».

Habían ido al cervantino para celebrar dos meses de salir juntos y, él cuatro y ella 3, de haber terminado sus cataclísmicas relaciones pasadas. A él lo habían terminado por solicitar, de la manera más atenta —esto es, previo al primer aniversario y mientras iban a recoger los restos de su suegra a los servicios funerarios— que para su cumpleaños quería hacer un trió con una mujer latina y una mujer de color. El problema era que su entonces novia era asiática. Samanta simplemente había terminado una relación de 8 años donde su ninguno de los dos se atrevía a dar un paso más maduro en su relación.

Octavio voltea y ve, debajo de la universidad, a uno de esos miserables turistas que toman toman fotos a todo el mundo, regocijándose de sus cámaras por creer que los convierte de inmediato en artistas frustrados.

—Dame un segundo mi amor —segundo error: era la primera vez que le decía amor.

Octavio baja las escaleras hasta llegar al turista, intentando demostrar su hombría ante su mujer. «Le pediré el anillo de mi abuela. Aracelí conoce muchos diseñadores, así que su vestido será el más hermoso del mundo. Sí, no estará mal. Llevaré a mi hijo a los bailes y le enseñaré todo lo que sé de mujeres. Aunque, si es niña, le enseñaré todo lo que debe saber para que no acabe con un pendejo como su padre, y será tan bonita que nunca tendrá que hacer tarea ni deberes, ya tendrá amigos para eso.»

— Deja de tomarnos fotos a mi esposa y a mí ¡hijo de puta!

Samanta no oye lo que su estúpido novio le grita al pobre muchacho. Está triste: sería la primer mujer de su familia quien usará su embarazo para huir del matrimonio.



No hay comentarios.:

Publicar un comentario