lunes, 17 de abril de 2017

Un sueño

Para Nadia Hachu, Lady de Kagar.

Soñé contigo.
Soñé que me desbloqueabas de toda red social y me enviabas una solicitud de amistad. Cosa rara, porque lo usual entre nosotros es mandar un mensaje o dejar que nuestros caminos nos lleven al mismo vagón del metro, al mismo bar o con los mismos amigos.
Es con esa solicitud con la que veo tu rostro a lado de otro rostro que no es tuyo ni mío ni de ningún conocido. Veo por dónde va el asunto, quizá quieras presumir que sí has podido olvidar lo nuestro, que has madurado y que entre nuestras enfermedades, donde la tuya era mas grave, tú te has repuesto mejor.
Y lloró. No mucho porque no mereces más. Pero lloró, y vuelvo a llorar al aceptar y revisar tu perfil, tus fotos, tus recuerdos que no son nuestros.
En ese momento despierto no por dolor, por costumbre, por saber que es una mentira, por que tú no podrías ser capaz de hacerme eso (¿sería yo capaz?). Porque nuestras historias no acabaron cuando nosotros acabó, continuamos creciendo, viviendo, pero en nuestros reencuentros era como si eso fuera otro mundo ajeno a nosotros, historias de alguienes más. Si fuéramos diferentes, no nos querríamos igual.
Alargue mi mano y te encontré en mi celular. La luz azul no me dejaría dormir al igual que ese hueco que dejas en mi vida, no sólo la digital. Vuelvo a acostarme, cierro los ojos e imagino que tengo esta conversación contigo. Imagino tus respuestas, las mías ¿tan así somos de predecibles?
Me pregunto porqué no puedo ver, porqué lo tengo prohibido: en el fondo eres más fuerte que yo. Sonrío y hago como que duermo, cobijado por tus piernas que calientan mi cama con su recuerdo.