miércoles, 16 de octubre de 2013

Futboll, Taxis and Arabian Nights

"Intenté que se hiciera del Ahly (equipo de fútbol Egipcio), como yo, pero me dijo que el Zamalek (otro equipo de la liga) iba cada vez peor y que necesitaba a alguien que estuviera a su lado; no como el Ahly que estaba en la cumbre y no necesitaba a nadie que lo animara.
-El Zamalik es como Egipto, por eso todos tenemos que estar a su lado para detener su retroceso."
-Taxi, de Khaled Al Khamissi.

Al leer el fragmento mire al rededor (iba en el metro) y me dije para mis adentros: yo soy hincha del Cruz Azul, porque el Cruz Azul es como México.

Vale, ya sé que el día hoy me estoy agarrando del tema caliente del momento para hacer un post. La verdad es que muy seguido me pasa esto con mi equipo.

Cómo todos los méxicanos saben ( y por lo que dice el analizador de visitas de blogger, no todos los que llegan a este blog son méxianos y por eso lo repito) el Cruz Azul lleva ya muchas primaveras sin ganar, quedándose siempre entre ellos y el triunfo algo más que una ninguedad, algo tan efimero llamado gol.

Toda mi familia le va a ese equipo y aunque quizá no sea importante, el color azul es mi color favorito, por no decir que los crucifijos siempre me han gustado, más por su extraño poder contra vampiros que por su relación con la religión. Así que, realmente no le podría ir a ningún otro equipo del país. De mi país.

Porque a veces soy demasiado nacionalista. La verdad, me encanta el país, tampoco es que conozco otro, pero me gusta mucho. En especial la ciudad donde vivo. Es imposible no tener que hacer (el pretexto de no tengo dinero es solo para mariquitas que tienen miedo a la monstruosa ciudad).

Al menos para una persona como yo, la ciudad y el país son puntos de convergencia donde a diario te encuentras con personas de todos los estratos sociales, con los trabajos mas diversos, con experiencias tan fuera de lo normal que la barrera de la normalidad se vuelve poco importante. Es tan... vamos: genial.

Pero estaba hablando del cruz azul. Otra de las coincidencias que tengo con este equipo son los segundos lugares. Que yo recuerde, mi vida a estado llena de segundos lugares. En concursos, en torneos y en más de un corazón. Debo remarcar que no me agrada, pero he llegado a aceptar este puesto.

Sin embargo he llegado a notar cierta tendencia hacia los segundos lugares en México o al menos cierta resignación a quedarse con el "casi lo logramos". Cada dos años lo veo, con las olimpiadas y el mundial, o aún mas frecuentemente con las frases que escucho a menudo en el ámbito académico: "como vamos a ganarle al país x", "como vamos a ganar en el concurso y contra x escuela", etc.

 Por eso, comprendo al taxista que se rehúsa a cambiar de equipo, porque unos son quiénes necesitan apoyo y no los otros.

sábado, 12 de octubre de 2013

GIT, Laws and Democracy

Hace ya varios meses leí, no recuerdo si fue en el blog de Enrique Dans o si fue en ALT1040, probablemente ninguno de los dos, una iniciativa que en aquel momento desprecie un poco pero que el peso de los tiempos le ha ido dando más poder: usar un servicio colaborativo como GIT para legislar y manejar las leyes.

Antes de continuar, me gustaría dejar en claro mi posición sobre el trabajo de los abogados. Hace unos meses trabaje en un proyecto donde tenía contacto directo con abogados, así aprendí a tener cierto respeto por el oficio de la abogancia: saber cuando usar la definición estricta o una definición subjetiva de un concepto, según sus objetivos, para demostrar que un hecho es como les conviene. Sin moral ni nada. Simplemente puro oficio y que todo lo demás no importe.

En fin.

Para quienes no son unos nerds de la programación y la informática, es un servicio de internet para guardar proyectos de programación que estén siendo desarrollados por equipos. Una de las cosas que hace especial a este servicio, es que es gratis siempre y cuando tu proyecto sea de open sorce y dejes que alguien a quién le interese lo use o modifique. 

Es ahí donde entra el concepto de democracia, pues al poder ser editado por cualquier entidad con los mínimos conocimientos sobre como usar la plataforma, el código fuente termina siendo un consenso de aquello que la comunidad desea.

A simple vista, sería genial poder usar un servicio de versiones para crear un marco legislativo en un país. Sin embargo me ocurrió que quizá se podría usar a los usuarios de un juego masivo para crear su propio reglamento, ya saben, solo por ver que sale.

Pero se me ocurrieron una serie de dificultades técnicas que se deberían resolver para poder llevar acabo esta tarea tan difícil de hacer un país un poco mas justo.

Lo primero sería la autentificación de los usuarios que pueden modificar las leyes ¿Quiénes deberían poder modificar? ¿qué aparato de seguridad impediría el uso masivo de bots para hacer parecer que el consenso de la población es otro?

Pero supongamos que hemos creado un sistema tan perfecto que solo los buenos y responsables ciudadanos pueden realizar sus comentarios ¿eh? ¿buenos y responsables? exacto, eso es un problema. En las pasadas elecciones presidenciales se registro una participación del 60% de los ciudadanos con capacidad de votar en México, y eso que solo debían marcar con una equis un par de hojas. Ahora, si pensamos que no van a marcar con una equis sino que deben leer, entender, decidir si algo debe ser modificado y en casi positivo, generar una modificación, vaya, pues ni a quiénes pagan por hacerlo lo hacen muy a menudo.

Con esto no quiero decir que no hay personas que no quieran trabajar por cambiar algo. Pasa muy a menudo con el software libre: uno cree que por desarrollarse por una comunidad que no recibe un beneficio directo y que lo hace por amor al arte, carecen de profesionalismo. Pero ciertamente esa es una falacia. La cantidad de personas que pueda estar interesada en modificar una ley o un reglamento federal (para bien o para mal) es enorme.

Así qué ¿se puede o no se puede?

Tengo fe y soy un tonto, pues creo que sí se puede. Tengo fe porque al parecer en GIT y prácticamente todo el movimiento libre lo logro, además confió en qué el problema de los derechos y la política legislativa es muy parecido al viejo problema informático de hacer que el cliente se sienta tranquilo con lo que le estas desarrollando.

Y soy un tonto porque omito problemas mas importantes que las leyes: quienes las aplican y las razones de quienes desean cambiarlas. Pasa con twitter: de repente un partido político se da cuenta del poder que tiene twitter y unos días despues tiene contratadas a cerca de 200 personas que intentan sabotear las medidas de tendencia que usa la red social para determinar que es más "hablado".

Por el momento es todo lo que se me ocurre, espero sacar mas ideas en los próximos días y para ser sincero tengo una bici recién reparada que espera por salir a quemar el pavimento.