miércoles, 11 de noviembre de 2015

Día 0

Decidí hacer uno de esos retos de 30 días.

¿Por qué? Hace como 4 años intenté hacer un reto 365 y llegue al décimo día. Sólo una persona leyó los 10 cuentos que escribí en aquel entonces y, debo decirlo, su silencio marcó el ritmo del mío.

Su silencio y mi decidía en realidad.

Recuerdo que hace 4 años decidí hacer ese reto porque hacía tanto tiempo que no escribía, que no hablaba de mi, que no pensaba en mí, hablaba poco y apenas y recordaba mi propia voz. No me gusta mi voz (me parece nunca haber dicho eso, pero es cierto), prefiero la voz que me imagino tener cuando me escuchó pensar porque, vamos, no me gusta escuchar mi voz. Mejor dicho, no me gusta grabar mi voz y luego escuchar el resultado, conozco a pocas personas que les agrada oírse luego de una grabación o que, al menos, no se sorprendan. Supongo que a cantantes, locutores y demás personas que trabajan de ello no les ocurre, pero lo dudo un poco.

Hace unos 10 años, cuando era un jovenzuelo (considero cosa de jóvenes todo lo que es igual o más pequeño que mi hermano) y expresaba mi opinión sobre mi voz y algunas otras cosas que no me gustan de mí (me hubiera gustado ser más alto y tener las manos un poco más largas) la gente solía decirme cosas como “debes ser más positivo, tener autoestima” y blah, blah. Yo me preguntaba ¿es que ellos son realmente felices como son? ¿no es eso conformismo?

Ahora que lo veo en retrospectiva, se me hace una discusión muy infantil, la postura de ambas partes se me figura poco realista porque no es falta de autoestima que algo no te agrade de ti mismo. La cosa más desagradable sobre mi mismo es mi dislexia pero no es algo que mortifique o que me haga sentir inválido o menos, al contrario.

Pero hay algo que me gusta mucho de mi: escribir.

Pero en los últimos años escribo poco. El último año escribí aún menos. Hoy por hoy, no escribo nada. Siempre pongo pretextos: que si no tengo nada que decir, que si me aburro, que si sueno cacofónico (como mi voz), que no se me ocurre nada. Pero siempre son pretextos, las ideas siempre han estado ahí y al igual que en todo lo demás, lo dejo sólo por la desidia de no hacerlo. Por mucho tiempo le llame depresión, luego lo apode “no tengo tiempo” y finalmente lo llame “es cosa del pasado”. Mierda, no es cosa del pasado. No como muchas otras cosas que sí deberían estar en el pasado (la luna, el cielo, el mar, esas cosas son de ayer). Entonces ¿porqué dejé de escribir? tengo la teoría de que evitaba el inevitable vistazo a mi interior al que me veo sumergido cada que tomo el teclado para escribir. Pues ya no, (voz de berrinche) ya no quiero.

Cierto es que justo ahora no tengo ni puta idea sobre qué escribir y que estoy bastante falto de práctica al respecto, por eso tomé la decisión de tomar uno de estos retos de 30 días que tanto abundan por Internet, con lo siguientes lineamientos:

  •     Hoy (11-11-2015) es el día 0.
  •     El reto lo extraigo de aquí (lo elegí porque éste blog es personal y así me gusta que quede).
  •     Si no cumplo el reto (el límite son las 23:59 de cada día) preguntaré en \fb y twitter por algún castigo adecuado, lo haré y lo subiré al blog.
Nos vemos en el día 1.

PD:  hay una canción de NIN que describe a la perfección como he sentido desde hace un par de años:

What if everything around you
Isn't quite as it seems?
What if all the world you used to know
Is an elaborate dream?
And if you look at your reflection
Is it all you want it to be?
What if you could look right through the cracks
Would you find yourself
Find yourself afraid to see?

 

No hay comentarios.:

Publicar un comentario