martes, 15 de enero de 2013

Hate Post

I can fly
Anymore


¿Odias no es cierto? Tal vez desconozcas el significado de esta palabra. No el que viene en la RAE o los diccionarios Porrúa, sino el significado que le da el mundo.

¿Odias?

Odias a tus padres porque no estuvieron ahí cuando los necesitaste o cuando deseabas un abrazo o porque siempre estuvieron ahí atrás de tu hombro observando y criticando cada exhalación.

Odias a los niños que te golpeaban en la escuela o que siempre te ignoraban. A los adolescentes qué rompían tus cosas, las robaban o a quienes simplemente tenían muchas más cosas: juguetes, ropa, artefactos que tus odiados padres no te compraban o con los que querían suplantar el amor que deseabas.

Odias a la sociedad que provoca hambre en tu familia o que te arrebato tu empleo, familia y hogar de la noche a la mañana. Odias al sistema porque no le importan los cientos de personas que sufren, tienen hambre o se matan y venden por un pedazo de gloria o ilusoria paz.

Pero tú eres diferente y ajeno a ese sistema que te dio una madre, un padre o cualquier familiar golpeador, violador o ausente. Conoces a la perfección el sistema que da días sin trabajo a tus papás o tus hermanos y algunos otros días convertidos en meses y a veces años donde no tienen ni siquiera el más miserable empleo y comienzan a pensar en la carrera castrense.

Tienes ideales después de todo. Quieres un mundo diferente donde nadie sufrirá lo mismo que tú. Pero sobre todo, tienes valor: moral y personal para calificar y juzgar lo que es bueno y lo que es malo. Pero es de nuevo ese sistema intolerante, el mismo que te odia, aquel que impide que tu potente voz llena de razón se escuche como el eco que es de la sociedad.

Odias al mismo demonio hecho iglesia a la vez que infierno y hecho televisión al tiempo que cultura intelectual.

¿Deseas venganza?

Deseas la sangre de los que matan animales por conseguir sus pieles, deseas la cabeza de quienes mandan súbditos a las guerras.

Pero ¿lo sabes no? Hay una solución. Vendetta, venganza, ojo por ojo. Sí, a eso me refiero. Es justo y momento de sentir la satisfacción de recibir al fin lo que por tanto tiempo te quitaron o solo hacer pagar a quienes te dieron demasiado.

La ideología es lo de menos. Solo escoge aquella que diga que estas en lo correcto. Escoge la que te permita hacer lo que desea. La que te permita construir tus utopías. Escoge a tus amigos, los que sueñan como tú, los que sufrieron como tú, los que quieren el mismo cambio que tú. Los que puedan reemplazar a la madre y al padre que nunca te celebraron tus chistes, a los que también odiaban al jefe odioso. De quienes también se burlaron o quienes te ayudarán a golpear a quienes son diferentes a ti y parecidos a “ellos”, a los que no estuvieron y los que estuvieron para herirte.

Anda. Busca a esas personas, a esas sociedades. Haz la maldita revolución que tienes en tu cabeza y cambia al mundo de una vez por todas. Tú eres el portavoz de esas minorías.

Odia volviendo a odiar a esa sociedad que te odio y veras como cambia.

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